Había una vez un conejo muy salvaje que no respetaba a nada, ni a nadie y solo le importaba divertirse a costa de los demás.
Así seguía nuestro
amigo el conejo por todos los sitios por donde pasaba. Y he aquí,
que dio con una colmena de abejas y no se le ocurrió otra cosa,
que ponerse a jugar con ellas.
Sin pensar que era el
hogar de las de las laboriosas abejas, se puso a dar patadas a la
colmena como si fuera un balón de fútbol. Y Lo que tenía que
ocurrir, ocurrió…
En sus zarandeo la abeja
reina ordenó a sus soldados que castigaran al culpable, dándole
una lección para que no volviera a repetirse dicha situación que
podía hacer peligrar sus propias vidas.
Todo el enjambre salió
rápido tras el conejo, que llenó de picaduras corría
despavorido y así aprendería una buena lección.respetar a los
semejantes .
Y FIN
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