Los
antiguos océanos tenían como depredador por excelencia al megalodón:
inmenso desde donde se lo vea, este animal era, básicamente,un
tiburón blanco de tamaño muy exagerado. El
"megalodón" pertenencia a los superpredadores donde
podemos incluir al Mosasaurus,
Pliosaurus etc, esto quiere decir que no tenía depredadores naturales
y estaba en lo más alto de la cadena alimenticia.
Lamentablemente,
no se sabe con exactitud cual es el tamaño del tiburón debido
a que su esqueleto, compuesto por cartílago, no se conserva como fósil,
a excepción de sus dientes. Mediante estos últimos se hicieron estimaciones
hechas en tiburones blancos, el largo final de "megalodón"
dio como
resultado 17 metros.
Sus
penetrantes ojos negros era lo menos resaltante pues su boca, de 2m
de largo, estaba compuesta por menos de 280 enormes dientes triangulares,
robustos y aserrados, que superan los 13 cm. Y por si fuera poco
lo dicho, su fuerza de mordida era de unas aplastantes 18 toneladas, más
que suficiente para destruir los huesos a cualquier presa.
Su aleta dorsal se vería de lejos como la vela de un barco. Todas
sus extremidades
eran bastantes largas pero no lo hacían lento si no que le proporcionaban
rapidez, en especial las aletas pectorales que lo ayudaban a
impulsarse junto con la cola. Pudieron haber sido proporcionalmente
más gruesas
y grandes que las del tiburón blanco
Exactamente igual que la de un tiburón blanco, a diferencia de su tamaño
de 3m de altura, fue fundamental a la hora de caza debido a que le permitía
para alcanzar una buena velocidad. A diferencia de otros tiburones esta
cola era más grande.
Absorbía el oxígeno mediante las branquias a los costados de su
cuerpo, y
para evitar ahogarse, debía mantenerse en movimiento constantemente, pues
sus branquias no tenían un sistema de absorción como nuestros pulmones.
Siendo un superdepredador, un megalodon adulto cazaba todo tipo de animales
grandes: desde tortugas marinas hasta ballenas e, incluso, otros tiburones.
Su apetito voraz lo obligaba a estar sólo la mayor parte de su vida,
pues pasaba las 24 horas del día buscando alimento. Según los científicos
este tiburón consumía hasta 1100 kilos de pescado.
El
color (camuflaje) del megalodón era excelente para el ataque por sorpresa:
su piel era blanca abajo y gris oscuro arriba, por lo que si se lo veía
desde abajo hacia arriba no se diferenciaba del agua clara, y si se
lo veía
desde arriba hacia abajo no lo podrían notar por la oscura
profundidad.
Atacaba
debajo del objetivo (por ejemplo, un cetáceo) tomando un gran impulso
de velocidad con su cola, apoyada por sus aletas, abría rápido la boca
y dañaba las partes vitales para moverse, como la cola o las aletas, arrancándose
con grandes mordiscos, dejando una enorme herida abierta e imposible
de sanar. Luego, se apartaba del animal, esperando a que muriera
desangrado. Comúnmente, tenía que arreglárselas contra su propia especie
por la disputa de presas muertas, también monstruos como el odontoceto
leviatán melvil o el cachalote mordedor eran igual de agresivos.
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